Núm. 13 La educación pública es un deber de todo gobierno y sólo los déspotas y tiranos sostienen la ignorancia de los pueblos para abusar de sus derechos. Los presidios y villas de más numerosas población sostienen, de los fondos de las compañías y contribuciones voluntarias de algunos padres de familia, a algunas personas de mala conducta con nombre de maestros, se entretienen en mal enseñar la doctrina cristiana, siendo incapaces de enseñar principios de una regular educación pública.
Núm. 30 La junta superior, las diputaciones de provincia, las municipalidades y el consulado, es de esperar que fomenten los establecimientos de escuelas y academias públicas, para la educación e ilustración de aquellos pueblos.
publicar un sistema general de educación pública, capaze conducir en breve a la juventud española al grado de esplendor y brillantez, de que es susceptible su gran carácter.
Establecer una real universidad en la capital de obispado, proporcionando fondos. La facultad para formar ese establecimiento dejar que el gobierno y interior y a los habitantes, sin la necesidad de arriesgar a los padres de hijos ni privando a las provincias de onde nacieron.
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